Actualmente proliferan estos "cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas" -según expresión del argentino David Lagmanovich- que, con su despojamiento, ponen a prueba "nuestras maneras rutinarias de leer".
INTRODUCCIÓN
Los orígenes de este género literario están en la cultura popular, el folklore o las leyendas. Son historias que se han ido transmitiendo de boca en boca y que llegan a la literatura con forma y estilo propios. Apenas una línea, no más de unos párrafos, una página como límite.
El microcuento como género literario se ensambla entre la brevedad del cuento y la rotundidad del aforismo.
Lo que lo diferencia de sus hermanos mayores (el cuento y el relato) es que toca un único hecho narrativo muy visual, que va más allá de la anécdota. No explica un suceso, sino que sintetiza y sugiere un acontecimiento a partir de éste.
El microrrelato es por tanto un relato de muy pocas líneas que, por la brevedad y precisión en su vocabulario, crea la intensidad suficiente para turbar al lector.
Una de las características básicas del microrrelato es "el doble sentido", es decir, la posibilidad de que lo dicho signifique no sólo lo literal e incluso algunas veces en absoluto lo literal, sino otra cosa que el lector debe encontrar para completar la narración, siendo de este modo lector y autor al mismo tiempo.
Quizá uno de los microrrelatos mas famosos sea El dinosaurio de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.” Son solo siete palabras, pero han dado lugar a gran cantidad de disertaciones, elucubraciones y estudios. Es precisamente en esto, en lo que radica el poder del microrrelato, en la longitud que no tiene.